Con motivo de celebrarse este viernes el Día Mundial de la Salud, y teniendo en cuenta que para 2017 la consigna fue ‘Hablemos de la Depresión’, en el Hospital Escuela de Salud Mental, se llevaron a cabo las charlas “¿Qué es la Depresión? ¿Cómo la abordamos?” y “Abordajes Interdisciplinarios en Depresión de Niños y Adolescentes”.
Este miércoles y jueves, con un importante número de concurrentes, se realizaron las charlas sobre Depresión dirigidas a grupos de equipos de Salud. Los títulos elegidos para el cónclave, fueron, “¿Qué es la Depresión? ¿Cómo la abordamos?” y “Abordajes Interdisciplinarios en Depresión de Niños y Adolescentes”.
El tema central de los encuentros, tuvo como eje temático lo propuesto por la Organización Mundial de la Salud, ‘Hablemos de la Depresión’. En este contexto, desde el Hospital Escuela de Salud Mental, dependiente del Ministerio de Salud, se determinó sumarse a la semana de actividades desplegada por la cartera, a través de charlas orientadas a los profesionales del sistema sanitario.
En estos encuentros, de los cuales el primero tuvo lugar en Villa Mercedes el pasado miércoles, en la sede de la Universidad Católica de Cuyo de esa ciudad, se planteó abordar los conceptos sobre la depresión, como también sus aspectos tanto psicológicos, como sociales y biológicos. Además, con la consideración de que se trata de un trastorno que afecta a adultos como a jóvenes por igual, la charla se orientó hacia esta patología en adolescentes y niños.
Depresión
La depresión es un trastorno mental frecuente y una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. Afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, con mayor prevalencia en las mujeres que en los hombres.
El paciente con depresión presenta tristeza, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración. También puede presentar diversos síntomas físicos sin causas orgánicas aparentes. La depresión puede ser de larga duración o recurrente, y afecta considerablemente a la capacidad de llevar a cabo las actividades laborales y académicas y de afrontar la vida cotidiana. En su forma más grave, puede conducir al suicidio.
Se ha demostrado que los programas preventivos reducen su incidencia tanto en los niños (por ejemplo, mediante la protección y el apoyo psicológico en casos de maltrato físico o abuso sexual) y en los adultos (por ejemplo, mediante la asistencia psicosocial después de catástrofes naturales o conflictos bélicos).